No soy la misma mujer que era antes de comenzar la terapia con Nagore
ELENA ESCUDIERNagore lleva varios años acompañándome en mi proceso vital. A veces de la mano, otras desde la distancia ayudándome a encontrar la fuerza y el apoyo para caminar yo sola. Nuestra relación se dibuja sutilmente amoldándose a mi necesidad en cada instante, pero siempre con un lazo profundo, de confianza absoluta, con la total certeza de que siempre, por alto que sea el abismo habrá un respuesta a mi llamada.
No sólo es a mí a quien acompaña Nagore, o mejor dicho, me acompaña de tal forma, en todos los sentidos, que también acompaña, cuida y quiere a toda mi familia. A mi pareja y a mis hijos.
Me acompaña en todos los sentidos, porque puede ayudarme con mi relación con la comida, con mis padres y también con dolores físicos, porque al final todo es lo mismo. Porque a diferencia de otras terapias, con Nagore vamos directas al origen del problema, si esto está disponible, si es seguro afrontarlo. Si hay algo que caracteriza este acompañamiento es la sensación de seguridad durante todo el proceso, de seguridad y amor. Si hace falta lanzarse al vacío, una se lanza mejor con Nagore al lado. O quizás, no haga falta lanzarse por esta vez.
Además de las sesiones individuales, con el tiempo hemos llegado a tener algunas sesiones de pareja como complemento a mi proceso individual. Este trabajo ha contribuido a llevar nuestra relación de pareja a un nivel de intimidad más profundo, a un nivel que difícilmente podíamos imaginar antes. Dotándonos de herramientas, pero sobre todo de capacidad de cuidarnos, mirarnos, y querernos de una forma más pura, más transparente y más allá.
No soy la mujer que era, y tengo tanto que agradecer a Nagore, y también de honrar mi propio trabajo. Por que su acompañamiento, es eso, un maravilloso acompañamiento, en el que trabajamos juntas, y en el que soy yo la que trabaja, la que da los pasos, la que marca el ritmo, nadie va a hacer el trabajo por mi, y por ello también me siento agradecida.
Tampoco nuestra relación de pareja es la misma, donde antes veíamos peleas, violencia, dolor, ahora vemos una oportunidad de ayudarnos, de cuidarnos y querernos.
El trabajo que hemos hecho con Nagore es sin duda lo mejor que hemos hecho como pareja, y estamos orgullosos y felices de ello, de cómo ahora somos capaces de vernos, sin disfraces, sin estrategias, de una forma pura y con amor, con mucho amor. Prueba de nuestro proceso ha sido la llegada de nuestro segundo hijo. Mark llegó al mundo hace cuatro semanas, y esa noche emocionante, preciosa, difícil, dolorosa, mágica y también maravillosa Nagore estuvo con nosotros en todo momento. No estaba físicamente, pero no hacía falta. Estaba al teléfono, y estaba con su alma con nosotros tres, ayudándonos a sostener y transitar la situación. En aquella habitación a oscuras, entre contracción y contracción podía sentir su abrazo invitándome a descansar, a dormir, a recuperar fuerzas…Horas antes me ayudaba a que desencadenara el parto, y una semanas atrás su ayuda fue decisiva para que mi bebé se colora en la posición correcta para nacer…Poco puedo explicar que pueda entender desde la cabeza, su acompañamiento fue mágico…y real, totalmente real y tangible.
Y fue maravilloso.
Elena Escudier
soloelena.com

¿QUIERES COMPROMETERTE CONTIGO?
Estoy aquí para tí
Te acompaño en consulta online y presencial.

