Llegué a pensar que la vida me odiaba, y para nada. La vida me ha ayudado a curar mi Alma.

MEISÁN

Hola, me llamo Meisán y llevo ya unos 6 años acudiendo a terapia.

Hace un tiempo, reflexionando sobre mi propio proceso, me preguntaba si esa inversión habría dado frutos en mi personalidad, o si me estaría sirviendo para cambiar aspectos en mí. Lo cierto es que en lo profundo, no siento que haya cambiado tanto, sino que he reconectado con mi esencia misma, y he recordado quién soy, qué hago aquí y para qué sirve el proceso. Por muy simple que parezca, obtener respuestas a preguntas tan existenciales no sólo ha supuesto un cambio para entender mi mundo interior, sino para transformarme y entender la vida desde una dimensión mucho más amplia.

Cuando en su día llegué a la consulta de Nagore, casi por casualidades de la vida, tenía el profundo sentimiento de que ella me resultaba muy familiar y que ya la conocía. Quizá por su cercanía o por su manera de expresarse, jovial y sin juicios, me hacía sentir muy cómoda con ella. O puede que ya la conociera de otra vida. Mi interior sabía que podía confiar en ella y abrirme. Con su ayuda, pronto empecé a transitar los caminos de las emociones, a veces senderos más fáciles y otras veces terrenos más hostiles. Nagore me proporcionaba esa seguridad que gracias a ella yo misma fui desarrollando también (y en ello sigo), para caminar aquello tan feo y terrorífico. Y después de algunos años, me río con ternura y compasión hacia aquella asustada Meisán que aun con todas las resistencias seguía avanzando hasta hacerse amiga de aquellos fantasmas; algunas de ellas, todavía faltan por (re)-transitar.

Hasta la fecha, he hecho un proceso en el que he ido a la raíz del problema, revisando en mi vasto pasado en qué situaciones dolorosas se crearon patrones de comportamiento o asociaciones emocionales a ciertas situaciones. Resolver esos traumas desde su creación me ha proporcionado una perspectiva diferente y me relaja en muchas situaciones.

Destaco una de esas sombras, muy oscura ella, que es la Niña Interior. Cómo han cambiado las cosas… Nos hicimos amigas inseparables, hoy día nos cuidamos mutuamente y me parece increíble que le tuviera tanto miedo como para esconderme de ella. Cuando estoy mal, me recuerda cómo jugar, cómo buscar el placer en la vida en los momentos más oscuros y cómo vivir el presente. ¡Casi nada! Y cuando estoy en momentos vitales significativos, reviso cómo se siente ella, porque la necesito como amiga. No la quiero desatendida, porque en forma de enfermedad, lumbalgia u otra manera, me hará saber que internamente no se siente bien con los cambios. La escucho y le intento dar aquello que necesita, puesto que es lo que en realidad la Meisán adulta está necesitando.

Otro de los grandes momentos de este proceso ha sido el día que a Nagore se le ocurrió hacer una constelación con algunas de las diferentes Meisanes que  habitan mi interior. Entre ellas, estaba mi alma, a la que llamo Alma. Ni siquiera sé si Nagore era consciente del tremendo regalo que me estaba haciendo en ese momento. Parecía un día cualquiera, y una sesión cualquiera, pero nunca lo fue, ella me ayudó a hacer un puente entre mi exterior y Alma, y no sé si alguna vez tendré palabras suficientes para decirle Gracias.

A partir de esta conexión, a veces más borrosa y otras más nítida, establecí un lazo inseparable con Alma. Cada vez que me agito, no sólo reviso a mi Niña, sino también a Alma. Tal es la magia de esa conexión con Alma, que en más de una sesión Nagore o yo la hemos rescatado para que aportara su grano de arena, y lo hacía en el momento preciso, con las respuestas precisas. Quiero destacar, además, que también Alma ha hecho su proceso hasta la fecha. Ha cambiado físicamente y ni qué decir de actitud. La solía ver siempre en posición de flor de loto, serena y segura, con los ojos cerrados y la mayoría de veces parecía estar confabulando con la energía del exterior. Y de hecho, lo hacía.

Un día, después de unas cuantas vivencias desgarradoras, Alma se pronunció con fuerza. Me hizo recordar aquella dolorosa vivencia que estaba tan olvidada en mi interior; me había causado tal trauma que el recuerdo estaba literalmente bloqueado. Y por muy desconcertante que parezca, gracias a esos eventos tan dolorosos, emergieron de las tinieblas emociones desgarradoras más antiguas aún, las transité, Alma las transitó, y entonces se sanó, y me sané yo.

En esta vida no me llamo Meisán, tengo otro precioso nombre, que suena muy suave y que porta una gran fortaleza espiritual. Alma ha esperado siglos a que yo sea la mujer de hoy, comprometida con mi proceso hasta la muerte y el más allá para poder sanar el desgarro de aquella vida. Gracias a este cuerpo puedo vivir, y la vida me trae los desafíos que necesito en el preciso instante para sanar los dolores más antiguos.

Y digo yo, que después de haber tocado fondo, si es esto lo que luego emerge, ahora mismo ya no le tengo tanto miedo al fondo. Quizá mañana vuelva a tener miedo, pero comprendo desde lo profundo, que todo sucede por algo, y es con esta apertura con la que deseo vivir la vida, incluso con la posibilidad de perderlo todo. Si es esta la redención que traen los desafíos, sabiendo que estoy acompañada por Alma, Niña Interior, los guías y personas como Nagore, merece la pena ser valiente y vivir.

Hay días, como los de hoy, que no me siento así para nada. Veo que se me activan patrones viejos de enfado y envidia. Es así como he vivido los últimos años, hasta casi hacerlos parte de mi personalidad. Pero internamente no soy así, sólo hace falta mirar mi Niña Interior. Así que deposito la mirada dentro con atención, y ahí las veo a las dos, recordándome cómo soy en realidad y cómo deseo vivir la vida incluso en las adversidades. Una juega tranquila en su infancia, haciendo pulseras con margaritas. La otra está respirando Paz tumbada en la hierba fresca iluminando la naturaleza mágica con su brillo.

Alma me arropa junto al fuego si lo necesito. Me recuerdo que la rabia, el odio, la envidia y todas esas emociones tienen su función y que es necesario atenderlas y transitarlas. Pero tengo la determinación de hacer de esa Paz y el Amor mi estado permanente, así que también me recuerdo la Libertad que siento cada vez que abro el pecho y vivo en disposición, rindiéndome con lo que la vida me trae. A pesar de mis resistencias, camino con determinación hacia esto. No pienso parar, deseo profundamente disfrutar y jugar en la vida, dejando que el Universo me sorprenda con todo. Ya no hay vuelta atrás.

Llegué a pensar que la vida me odiaba, y para nada. La vida me ha ayudado a curar mi Alma. Esto es Amor, y deseo vivir en el gozo, acompañada de otras muchas almas con las que poder reír. Y a Nagore siempre la llevaré en mi corazón. Espero reencontrarla en el futuro y seguir compartiendo risas.

M.J.

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